YPF (I)
Me cuesta creer que existan argentinos bien nacidos que se expresen en contra de la renacionalización de YPF. Tratándose, el petróleo, de un más que preciado recurso natural, luego de nuestra penosa experiencia privatizadora, hoy deberíamos estar comprendiendo el porqué más del 90 % de tal recurso, a nivel mundial, permanece bajo el control de los respectivos estados nacionales. Quizás, en vez de estar discutiendo desde los posicionamientos pro-K o anti-K, quienes tienen capacidad para hacerlo, o han sido puestos por el pueblo en lugares que los habilitan para ello, deberían estar buscando las mejores formas de administración de tan preciada riqueza. La Presidenta ha dicho que se privilegiará una conducción profesional y altamente especializada. Iguales condiciones deberían cumplir todos los estamentos que se creen para lograr un eficiente y eficaz control de todo cuanto se haga en la nueva empresa. Recuerdo que una de las causas expresadas reiteradamente durante la época de las privatizaciones era la de los verdaderos centros de corrupción en que se había convertido cada emprendimiento que estuviera en manos del Estado. Fue durante el gobierno de la señora de Perón que López Rega, con un grupo de los más importantes funcionarios, viajó a Libia a concretar un convenio referido al petróleo. La tapa de la revista Gente mostraba a toda la delegación festejando alborozadamente la concreción de un contrato que favorecería a todos. Tiempo después, los argentinos supimos que en realidad por obra y gracia de tal convenio, quedábamos comprometidos a comprar el combustible a un precio vil, considerablemente superior al de los valores internacionales. Hechos como este no deberán repetirse jamás y esta debería ser la ocupación fundamental de todos. Los fuegos de artificio sólo harán algún ruido hasta que se apaguen y, así, nos prestamos a vanas e inútiles discusiones. Modificando el Martín Fierro, me atrevería a sostener: "Los argentinos sean unidos, que esta es la ley primera, porque si por pelearse entre ellos descuidan sus intereses comunes, volverán a ser devorados por los de afuera".
Jorge Raúl Laskowski
jrl147@yahoo.com
YPF (II)
Detrás de una retórica seudo-nacionalista se esconden las verdaderas causas del vaciamiento de YPF y de la pérdida del autoabastecimiento energético, de los que el Gobierno es responsable. Argentina no se autoabasteció de petróleo hasta 1960, cuando lo logró Frondizi con el concurso del capital privado y con la duplicación de la producción de YPF. En 1963, Illia anuló los contratos de Frondizi, pero se mantuvo el autoabastecimiento. Esta circunstancia se prolongó en el tiempo, incluso con la privatización parcial de YPF en 1992 -apoyada por la actual Presidenta- y aun con la privatización total de 1999. Durante 108 meses seguidos, los casi 9 años desde 2003 hasta 2011, las reservas de gas cayeron un 55% y las de petróleo un 15%, así como la producción de toda la industria petrolera, no sólo YPF, al contrario de lo que ocurre en todo el mundo e independientemente de las formas de explotación del recurso. No es un hecho nuevo que pueda haber "sorprendido" a las autoridades. La causa de este desbarranque es el modelo de explotación basado en precios fijados oficialmente por debajo de los costos de producción, subsidios cruzados, negocios para los amigos -como se ve en las últimas áreas concesionadas a dueños de casinos o periódicos- y retenciones móviles de más del 100% que alimentaban la caja estatal, al tiempo que destruían las reservas. El origen del vaciamiento de YPF se halla en general en la política descripta y en particular en el contrato de "argentinización" diseñado por Kirchner, por el cual los Ezkenazi se convirtieron en dueños del 25% de YPF, la mayor empresa del país, sin tener experiencia alguna en la industria petrolera y sin poner un peso. El contrato societario firmado por Repsol y el Grupo Eskenazi el 21 de febrero de 2008 -se puede ver en la página de la Comisión Nacional de Valores- obliga a los accionistas a distribuir el 90% de las utilidades anuales, cuando lo usual es el 25%. Este mecanismo permitió que "el amigo argentino" comprara su parte en la empresa con los dividendos de la propia compañía. El contrato es explícito: "Las partes acuerdan distribuir en forma de dividendo el 90% de las utilidades de la compañía…" Si se retiró casi el total de las ganancias cada año, ¿con qué dinero se esperaba financiar la reposición de reservas y la ampliación de la producción? Ya en 2008 tanto Repsol como Ezkenazi retiraron dividendos por 1.800 millones cuando las ganancias fueron de 1.200 millones. Eso configura un "vaciamiento". El Ministerio de Planificación no hizo nada al respecto; el director estatal de YPF aprobó esos balances. La "argentinización" sirvió para ocultar una gran estafa. Los accionistas de YPF distribuyeron casi US$5.000 millones en ganancias, endeudaron a la empresa en US$ 2.300 millones, mientras las reservas y la producción cayeron sin parar. En estos cuatro años, los Eskenazi recibieron cerca de US$1.000 millones. Con eso ya repagaron gran parte de los US$2.235 millones que tomaron prestado para financiar el 25% de la petrolera. Si era gratis, ¿por qué no la compró el Estado? Un agregado extra es que el Gobierno pagaba mayores precios a lo importado que a la producción local: al millón de unidades BTU de gas nacional lo pagaba a U$S2,5, mientras que al importado lo pagaba U$S10. ¿De qué nacionalismo hablamos? El resultado fue la pérdida del autoabastecimiento energético luego de 50 años y de ser exportadores pasamos a importar combustibles por U$S10.000 millones en 2011 y una proyección de 14.000 millones en 2012. Los que estuvieron a cargo del gobierno no pueden decir que no vieron esto a tiempo. El Gobierno no parece haber sido la víctima, sino lo contrario.
Rainer Wittich
rainerwittich@hotmail.com
CANDIDATA AL PREMIO NOBEL
Me parece una decisión acertadísima proponer a Susana Trimarco para el premio Nobel de la Paz. Es una causa que debiera unirnos a todos los argentinos, más allá de nuestras numerosas diferencias, por dos razones fundamentales: los indudables méritos de esta mujer heroica y la necesidad de instalar en la conciencia mundial el terrible flagelo que supone la trata de personas. Es indudable que el premio ha sido otorgado más de una vez de manera harto discutible (a Obama, sin ir más lejos). Sin embargo, es una institución que mantiene gran prestigio y difusión mundial. Por ello todas nuestras organizaciones, estatales y privadas, debieran sumarse a este pedido, que sin duda no tendrá detractores, salvo aquellos que constituyen la escoria de la sociedad.
Juan Gabriel González
nuevosiglo1@gmail.com
CORAJE Y HUMILDAD
No te preocupes demasiado por saber cómo y quién eres. Preocúpate por buscar, hasta encontrar, todo lo que pueda complementar y redondear tu vida o logros que hacen a tu bienestar y felicidad. El ser humano puede alimentarse o colmarse de diferentes maneras: de orgullo, puede ser; de soberbia, tal vez; con capacidades puntuales, no dudo. Pero menos dudo en cuanto a lo que el hombre puede lograr en su capacidad intelectual y emotiva -el coraje y la humildad-, lo que todo, bien conjugado, podría dejar que, desde una actitud humana y realista, tenga la certeza de decir: "Vivo en paz, soy feliz, me siento libre, me gusta de todo, hasta demasiado..." Mi viejo solía decir que "nunca" los demasiados sirvieron, ni lo poco ni lo mucho; los dos extremos podrían convertirnos en esclavos del poder, del dinero, del amor, de las adicciones, de la pobreza material, educacional, moral. De allí en más sólo vivimos frustrados, desencantados, angustiados. ¡Ser, tanto como podamos! No olvidemos que por esta condición se lucha cada día: "Desde tu corazón me dice adiós un niño, y yo le digo adiós..." Pero si logramos mantener vivo al niño que llevamos dentro, jamás nos sentiremos solos, si renacemos en cada día, nunca nos volveremos viejos; si nuestra sensible emotividad vive en nosotros, siempre algo nos llenará de asombro. Jamás el espejo nos devolverá la figura de un extraño; si no olvidamos que el amor es la esencia de nuestra vida, nos sentiremos eternos; si aprendemos tanto del sí como del no, también percibiremos que no estamos viviendo en vano; que en un día radiante o lluvioso, sea en el mar, el llano o en la montaña somos felices o estamos en paz. Siempre será como un logro casi divino y sentiremos que la muerte es como ese algo que cuando llegue sólo se llevará una parte de nuestros sueños, porque muchos de ellos quedarán flotando en el ambiente, donde quiera que hayamos estado. Consecuentemente, somos eternos.
Héctor Leonardo Bravo
Avenida Ejército del Norte 429, 5° piso A
San Miguel de Tucumán
COOPERADORA DE UN HOSPITAL
Me sentí agraviada, calumniada, enojada a mi pesar el Viernes Santo. Me refiero a la situación provocada por piqueteros que cortaron la ruta durante varias horas. Estas personas les entregaron un panfleto a los demorados, que nos involucra, como responsables por ser integrantes de la cooperadora del Hospital de Tafí del Valle, del deceso de Horacio Cruz, el 2 de abril, a raíz de la desatención en dicho centro. En realidad, pienso que lo utilizaron, puesto que tuve conocimiento de que todo estaba orquestado. Desde hace 24 años pertenezco a esta institución. Hace más de tres décadas, en una olimpíada tradicional de verano, en la carrera de obstáculos participaba Andrés, quien se descompuso gravemente. Lo llevaron al hospital, y encontró allí toda la buena voluntad y cuidado. Pero nada más. Imposible estudio alguno. La ambulancia que llegaría de San Miguel, por mal tiempo y camino, llegó tarde. Ante el hijo muerto, su madre prometió a Dios que se ocuparía con quien quisiera secundarla, de proveer los medios para equipar el hospital. Para que nadie más padeciera lo que su familia en esa oportunidad. Como veraneante con seis hijos, también lo consideré imprescindible. Lo loable de la promesa me conmovió y aquí estoy. Considero que las obras de beneficencia deben ser desinteresadas, en lo posible calladas, sin esperar recompensas. Pero esto fue una agresión gratuita. El error fue no transparentar hasta el último recibo. Por ejemplo, las obras edilicias. Considerar suficiente poner un cerámico diciendo nuestra autoría. Repartimos una revista nombrándolas puntualmente, pero no llegó al gran público. Tenemos la intención de mostrar todos los balances, los arreglos de ambulancia y las listas de personas a las que ayudamos. Está todo asentado. En cuanto al tema de "los recursos humanos insuficientes" planteado, se equivocan estas personas con su protesta; no tenemos potestad alguna para mantener ni manejar una institución del Estado. Agradezco infinitamente a quienes, confiando ciegamente en nosotras, colaboraron de uno u otro modo para lograr lo realizado.
María T. Casanova de Padilla
Corrientes 245
San Miguel de Tucumán